Una de las deformidades más frecuentes que encontramos al evaluar mamas en la consulta es lo que se conoce como mamas tuberosas, tubulares o caprinas. En muchas ocasiones la paciente no es consciente de ello y simplemente refiere que no le gustan, que las ve muy raras y que tiene mucho complejo desde que empezaron a desarrollarse.
Las mamas tuberosas se encuadran dentro de las alteraciones del desarrollo de la mama. Un pecho normal debe desarrollarse a lo largo y ancho del tórax, de forma que, independientemente de su proyección hacia delante (que le dará el tamaño), tendrá una amplitud suficiente para que pueda crecer. Lo normal sería que la huella de la mama, entendiendo por ello la base de la misma que se apoya en las costillas, vaya desde 1-2 cm lateral al esternón hasta la línea axilar anterior. Inferiormente el surco submamario se coloca entre la séptima y la octava costilla, a unos 6-8 cm del complejo areola-pezón.
Una mama tuberosa es una mama que no se ha desarrollado aprovechando toda esta amplitud torácica sino que ha crecido como si se encontrase limitada por un anillo a través del cual tiene que pasar y crecer.
Así, son mamas que tienen:
a. Una envoltura cutánea constreñida, tanto horizontal como verticalmente.
b. Una base mamaria también reducida.
c. Menor volumen del tejido mamario.
d. Elevación anormal del surco submamario.
e. Pseudoherniación del tejido mamario dentro de la areola. Son areolas “como en chupete”
f. Areolas grandes
g. Muy frecuentemente franca asimetría mamaria.


Tratamiento
El tratamiento de estas mamas difiere de un aumento de pecho convencional. El grado de satisfacción de las pacientes suele ser muy alto ya que se trata de mujeres con un fuerte complejo y disgustadas con el aspecto de sus senos. En estos casos, la técnica debe incluir un tratamiento de la glándula mamaria para “romper” ese anillo constrictor y que la mama se expanda con naturalidad.
En ocasiones también nos ayudamos de infiltraciones de grasa de la propia paciente para rellenar aquellas zonas con menos tejido. Si nos limitamos a poner una prótesis, la deformidad persistiría y obtendríamos una deformidad en doble burbuja o doble surco. Trabajando bien la glándula evitamos este fenómeno y conseguimos, junto con la colocación de implantes mamarios adecuados, que la mama adopte la forma y la medida adecuada.
Mamas Tuberosas antes del tratamiento


Mamas Tuberosas después del tratamiento

