Entre las distintas técnicas de reconstrucción mamaria el DIEP es la técnica que goza en la actualidad de mayor popularidad. En definitiva se trata de reconstruir el pecho de la paciente única y exclusivamente con tejido propio, sin prótesis mamarias. Por ello se denomina también reconstrucción autóloga.
Cuando una paciente sufre una mastectomía nos encontramos con un reto reconstructivo. El quitarle la mama supone que le habrán retirado la glándula mamaria y la grasa que le acompaña (relleno), así como la piel que lo recubre (envoltorio). Si pretendemos realizar una reconstrucción fidedigna, que mejor que utilizar tejidos que se parezcan a aquellos que hemos quitado. Necesitaremos por tanto piel, a poder ser de alguna zona con un grosor, color y textura similar a la de la mama, y grasa (no disponemos de más glándula mamaria). Además sería conveniente que aquellas zona donde cojamos el tejido quede estéticamente favorecida y que provoquemos una secuela lo mas aceptable posible.
El abdomen es la zona del cuerpo que suele cumplir todos estos requisitos. Muchas mujeres de entre 45 y 60 años presenta abdómenes con exceso de piel y grasa. Los embarazos y los cambios de peso conllevan generalmente una pérdida de la elasticidad de la piel que en muchas pacientes se encuentra colgante y en exceso. Además es frecuente que se asocie a una capa de tejido graso de más de 5-6 cm que nos facilitará «el relleno» para moldear la nueva mama.
De manera muy simple podríamos decir que es como si realizásemos una abdominoplastia de las muchas que se realizan en Cirugía Estética con voluntad de obtener un abdomen más plano y tenso pero utilizando el tejido o colgajo sobrante para formar una nueva mama.
Como es lógico no es tan sencillo ya que el colgajo transferido de la tripa al pecho deberá tener una vascularización que le aporte el riego sanguíneo necesario para que el tejido viva. Por ello, además de tejido, piel y grasa, el colgajo deberá incorporar los vasos sanguíneos que lo perfunden. Esta arteria y esta vena deberán ser anastomosadas (cosidas) a otra arteria y otra vena localizadas cerca del lugar de la reconstrucción. Como se trata de vasos muy pequeños la sutura se realiza con microscopio y por ello se conoce como microcirugía.
Para finalizar se corta y moldea el tejido transferido para darle la forma de mama que deseemos. Siempre que es necesario, sobre todo con mamas demasiado grandes y caídas, subiremos y reduciremos la mama sana para que la simetrización sea más adecuada.
Se trata de una operación larga, de 5-6 horas, ya que los distintos pasos a realizar exigen mucho cuidado y precisión. Se realiza con anestesia general y se acompaña de un ingreso de 4-5 días. La paciente, como si de una abdominoplastia se tratase debe llevar una faja abdominal durante un mes. El postoperatorio suele ser bueno y poco doloroso. Una de las ventajas de la reconstrucción con colgajo DIEP es que tan solo utilizamos piel y grasa, preservando cuidadosamente los músculos abdominales y los nervios que los innervan. Todo ello permite que las pacientes se incorporen a la mayoría de actividades cotidianas a los 15 días y obtengan el alta para hacer vida normal al mes.
Tras este periodo inicial la reconstrucción autóloga tiene la ventaja que las complicaciones y revisiones son prácticamente inexistentes. Se trata de un tejido propio, que caerá, adelgazará y engordará como la otra mama. Al no llevar prótesis tampoco podrá tener las posibles complicaciones relacionadas con éstas.
Tan solo las mujeres muy delgadas no podrán beneficiarse de este tipo de reconstrucción al no disponer de zona donante suficiente. Tampoco aquellas fumadoras activas (se necesitan tres meses sin fumar), con problemas de vascularización o cirugías previas en el abdomen que hayan podido dañar los vasos sanguíneos. La cesárea no suele constituir una contraindicación.